Imagina el siguiente escenario: Da inicio una de las Fashion Week más esperadas de la temporada, es París de noche iluminado por sus luces tenues y los outfits más extravagantes que te puedas imaginar.
Es la ciudad del amor, es París de noche acompañada de un coro que vestía túnicas blancas y tocaba una de esas melodías que escuchas en las películas de suspenso, esas que te dicen: ¡algo está por suceder!
Y sucedió, sucedió lo que todo amante de la moda estaba esperando, Pharrell Williams en acción y llevando a la casa Vuitton al siguiente nivel.
Muchos cuestionaron el talento e incluso la capacidad de Pharrell de continuar con el legado de Virgil.
¿Por qué? Por qué el simplemente era un cantante, ¿Qué podía saber él de diseño y moda?
Personalmente, ver su debut triunfal el día de hoy me ha inspirado infinitamente y ha puesto en alto no el nombre de la marca, sino el suyo al demostrar que no solo puede cantar: "Because I'm happy, clap along if you feel like happiness is the truth", sino que también es capaz de ser creativo, apasionado y dedicado.
¿A qué quiero llegar con esto?
Muchas veces creemos y nos hacen creer que por no haber estudiado "cierta carrera" o tener "cierta experiencia" en determinada área, no somos buenos y no lo seremos.
¡Esto es mentira!
Hay algo llamado vocación y el famoso "amor al arte". Esa pasión que todos tenemos dentro, esa alegaría, esa emoción que nos da cuando estamos haciendo algo que nos pone enérgicos y lo hacemos sin importar si es remunerado o no, si es reconocido o no, pero sabemos que lo estamos haciendo desde el fondo del corazón.
No siempre es la primera impresión, a veces hay más detrás del cristal.
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